El pollo es una de las carnes más consumidas en el mundo. No es de extrañar, ya que puede prepararse de muchas maneras. Lamentablemente, esta sabrosa carne a menudo se ha visto perjudicada. Los pollos suelen criarse en granjas muy grandes, lo que no beneficia ni a su salud ni a su sabor.

Por suerte, existe una tendencia creciente de pequeños avicultores que apuestan por la calidad. La pechuga de pollo del supermercado suele ser blanda y sin sabor. Acude a una carnicería o directamente a un productor local y paga un poco más por un buen trozo de pollo.